Nos hacemos esta esta pregunta una y otra vez y muchas veces herramos con lo que pensamos y hacemos.
En ocasiones creemos que una vida religiosa es suficiente: yendo a la iglesia los domingos, haciendo nuestras oraciones repetitivas a diario, haciendo sacrificios físicos extenuantes para luego llegar a la casa y olvidarnos de lo que hemos hecho y volver a una vida llena de errores.
Estimados amigos y hermanos, razón tenia el señor Jesús al decir que nuestros caminos no eran sus caminos y nuestros pensamientos no eran los de el. En una ocasión muy triste dijo, este pueblo de labios me honra pero su corazón esta lejos de mi.
Hoy más que nunca debemos pararnos en el camino y buscar la senda antigua, aquella que los profetas y hombres de Dios siguieron, si nuestro deseo es tener un evangelio poderoso lleno del poder de Dios y del Espíritu Santo.
Solo hay una forma de conseguir esto, y el señor Jesús en una ocasión dijo lo siguiente:
Entonces los fariseos oyendo que había hecho callar a los saduceos, se juntaron a una.
Y uno de ellos intérprete de la ley, preguntó por tentarle, diciendo:
Maestro: ¿Cual es el gran mandamiento de la ley?
Jesús le dijo: Amaras al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma y con toda tu mente.
Este es el primero y grande mandamiento.
Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.
De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas.
San Mateo.22.34-40
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